El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dio a conocer la última edición del Índice de Mejores Trabajos, estudio que evalúa cómo son los empleos de los países de la región, a través de dos dimensiones: cantidad y calidad. El análisis expresa que Uruguay es líder en la región, pero “no registra avances notables en los últimos años, marcados por la pandemia”.

Destaca además que “aun cuando es el país con menor brecha entre géneros en calidad y cantidad del empleo, es el que mayor brecha muestra también entre jóvenes y adultos”.

El cambio en el índice para Uruguay, entre 2018 y 2022, es de menos de 0,1 puntos: se mantuvo en 71,4 puntos. Con este nivel, Uruguay es el país con mayor puntaje en el estudio, más de siete puntos por encima del segundo (Chile). Además, con 63,1 puntos, es el país con mayor puntaje en la dimensión de calidad, y el segundo mayor en dimensión de cantidad, con 79,8 puntos.

En el Índice de Mejores Trabajos, el estudio señala que “Uruguay ha mostrado una tendencia estable en torno a los 71 puntos durante la última década, sólo interrumpida en 2020”.

Esa escasa variación se replica en las dos dimensiones del índice, calidad y cantidad, cuyas tendencias estables han sido prácticamente paralelas. “Uruguay registró su mejor resultado en 2014 y, desde entonces, sus puntajes en ambas dimensiones se han mantenido ligeramente por debajo”.

Hace dos años en Uruguay la población en edad de trabajar ajustada fue de 2,6 millones, lo que significó un aumento de 1% con respecto a 2018. En ese mismo período, la fuerza laboral (población ocupada y desocupada) se mantuvo prácticamente idéntica, en 1,8 millones.

Para el BID, “Uruguay se encuentra por encima del promedio regional en las dos dimensiones y en los cuatro componentes del Índice de Mejores Trabajos. En la dimensión de calidad, Uruguay superó el promedio de la región, tanto en la tasa de formalidad laboral (60,1, también el puntaje más alto de la región, frente a 33,2) como en el indicador de trabajos con salario suficiente para superar la pobreza (66,1 frente a 49,1)”.

Agrega que, “en materia de cantidad, la diferencia con el promedio de la región no fue tanta, pero aun así lo superó en tasa de participación laboral (83,3 frente a 76,8) como en la tasa de ocupación (76,2 frente a 71,4, de un total de 100).

La región

El estudio destaca que si bien un 70% de las personas en edad productiva trabajan, de acuerdo con el índice, la calidad del empleo llega a un 41,2, en una escala del 1 al 100, según los datos para 17 países de la región. El estudio incluye recomendaciones de políticas para mejorar la calidad del empleo cultivando y fortaleciendo las habilidades de la fuerza laboral, entre otras.

El trabajo explica que “casi un 55% de trabajadores de América Latina y el Caribe tiene un empleo informal sin contrato ni cobertura de seguridad social, y 3 de cada 10 no alcanzan a tener los ingresos necesarios para superar el umbral de la pobreza”, según la más reciente edición, que cada dos años mide la calidad y cantidad del empleo.

Si bien la dimensión de calidad del índice se ubica en su nivel histórico más alto desde 2010, “su bajo nivel promedio subraya la urgencia de mejorar la calidad del empleo en la región”. Las mujeres de América Latina tienen empleos de peor calidad que los hombres, con una brecha de 16 puntos en el Índice de Mejores Trabajos. A su vez, los jóvenes de la región tienen empleos de peor calidad que los adultos, con una brecha de 15 puntos en esa dimensión del índice.

Un fragmento del análisis divulga que “los países con puntajes elevados en el índice global presentan las mayores brechas en esos grupos vulnerables. Costa Rica, por ejemplo, que ocupa el número tres en el ranking de la última edición del Índice de Mejores Trabajos, presenta a la vez una de las mayores brechas de género y la menor brecha entre adultos y jóvenes en la región”.

“En una región en la que 70% de las personas dependen exclusivamente de su trabajo para vivir y mantener a sus familias, la calidad del empleo tiene que aumentar rápido”, indicó Laura Ripani, jefa de la División de Mercados Laborales y Seguridad Social del BID. “Eso significa generar y conectar a más personas con más empleos formales que les permitan ahorrar para el retiro y tener coberturas de seguridad social frente a riesgos”, agregó.

El informe de este año comenta que “la evolución de la calidad del empleo ha sido lenta desde 2010 y, al ritmo actual de crecimiento, llegar a unos 70 puntos tomaría casi 48 años. La dimensión de cantidad ha tenido un comportamiento más o menos estable con una caída en 2020 producto de los efectos de la pandemia en el empleo, recuperándose para 2022”.

¿Qué mide y considera el estudio?

El Índice de Mejores Trabajos mide cómo son los empleos de los países a través de dos dimensiones: cantidad y calidad. La cantidad está compuesta a su vez por dos indicadores: la tasa de participación laboral y la de ocupación. La de calidad, por su parte, se construye con las tasas de formalidad y de trabajos con salario suficiente para superar la pobreza.

De esa forma, el índice es la media ponderada de estos cuatro indicadores, y sus puntuaciones van de 0 a 100. Para que un país obtenga 100 puntos, todas las personas que participan en la fuerza laboral deben estar empleadas con un trabajo formal que les aporte un salario suficiente.